El objetivo de este artículo no es hacer un análisis político del modelo impulsado por el actual Gobierno nacional -para eso está Six-Seven-Eight, y siguen las buenas noticias!!-, ni plantear una postura a favor ni en contra, ni siquiera circunscribir a una ideología. Simplemente, en estas pocas líneas me limitaré a relatar mi experiencia personal como novia de un joven que se autodefine de izquierda, pero… defensor del modelo “Nacional y Popular”. Porque créame señor lector o lectora, que ser la novia de un nac&pop no es tarea fácil.
Los nacionales y populares nos abundan, están por todos los rincones. Con su frase favorita “le estás haciendo el juego a la derecha”, responden ante cualquier comentario u opinión que sea “anti-k”, enarbolando orgullosos las banderas de la Asignación Universal por Hijo, Ley de Medios, política de Derechos Humanos. Ok, partamos del principio. Todos procuramos medios más plurales, todos ambicionamos una mayor inclusión de los sectores desfavorecidos, todos estamos de acuerdo en que hay que juzgar hasta las últimas consecuencias las aberraciones cometidas durante la última dictadura militar. Pero es necesario para esto ir a la marcha de “678 Facebook”? What?! Es el fin de las ideologías, diría un colega.
Sin embargo, la participación en una movilización “multitudinaria” convocada por un grupo virtual no es lo más raro de tener un novio nac&pop. Lo más raro es que un novio nac&pop intenta demostrar que es más nac&pop de lo que realmente es, y que su estado de “nacionalypopularidad” se incrementa a medida que crece el gorilismo del interlocutor. Ejemplo: en una discusión con el jefe, el nac&pop es más nac&pop que nunca.
Es extraño también cómo lo definen en su entorno: ante sus amigos es un nac&pop más moderado, hasta a veces un zurdito simpático. Ante su familia, casi un anarquista. Para sus compañeros de trabajo, simplemente un aberrante oficialista. En realidad, ni siquiera el mismo nac&pop sabe definirse concretamente. Mucho Perón y Evita, pero ojo! tampoco nos parezcamos a Cuba.
Por otro lado, las discusiones con un novio nac&pop son de lo más divertidas. Como a los nac&pop no les gusta que los corran por izquierda, critican toda propuesta, comentario o reclamo que provenga de ese lado. Al parecer, es nac&pop o Videla, porque también les encantan las dicotomías: nac&pop/dictadura, nac&pop/oligarcas, nac&pop/medios hegemónicos (cómo les gusta esa palabra) y podría seguir con quién sabe cuántas atrocidades más.
Pero sin dudas, lo más difícil de ser la novia de un nac&pop se da a la hora de definir los conceptos. Uno que les encanta y que está muy de moda es el de “progre”. Ser “progre” es ser nac&pop o es no serlo? Ser “trosko” o “anarco” es ser “progre”? Ahora, yo me pregunto: por qué y desde cuándo está bueno ser “progre”???
Definitivamente, la principal característica del nac&pop no es sólo que está convencido de que va por el mejor camino, sino que todo el tiempo, a toda hora, intenta sumar seguidores, con énfasis, excitación y hasta ánimos revolucionarios (multiplicar es la tarea??).
Tremenda responsabilidad la mía -y la suya, señor lector o lectora- al lidiar día a día con parejas nac&pop.
“Ahora me vas a decir que yo te influí para hacerte peronista?”, fue un comentario hace unos días. Y, qué se yo...
(*) Asterisco: Esta historia puede no haber sucedido nunca.
Evi
1 comentario:
Que mal habla de vos hablar así de tu pareja cierta o no !!! Pobre quien sea tu pareja. !!
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