4/9/13

Anécdotado

Los primeros fríos de abril lo habían tomado por sorpresa. En consecuencia, ese camino hasta la terminal se hacía un poco más largo que de costumbre. Sin embargo, no le importó, los 3 puntos tan necesarios estaban en el bolsillo. Pasó el puente viejo con el hermoso reflejo de la luna en el Riachuelo y los gendarmes lo miraron con sus típicas caras inadjetivables (si es que existe tal palabra). 

Cuando asomó el pescuezo tras el amontonamiento de bondis la gente ya estaba subiendo. “Joya”, pensó deseando un copetín con algo comestible a la brevedad. SUBE a mi voiture de $1,25 pidió y se sentó casi atrás de todo dejando un lugar a su derecha -como corresponde- con la esperanza que una bella fanática le saque conversación (iluso). 

El subsidiado y controlado satelitalmente arrancó. “Al fin una alegría estos burros. Ves que tiene que poner a los pibes!”, comentó un pasajero detrás de él, transportándolo a un deja vú eterno. Cambios, críticas, chistes, se sucedieron con normalidad. “Ah no sabés, el otro día contra Unión un pibe al rato de subirse se queda dormido al lado mío”, comentó el hincha con un risa intercalada. “Que... tipo Tribi que se queda dormido en todos lados?”, le respondió el amigo. “Claaa, la cosa es que por Callao me mira y me dice ‘¿Esos son los jugadores? Avisame si los ves a Pillud que me bajo a putearlo’”. Ambos hinchas rieron y coincidieron con el intolerable dormilón. 

Lo poco destacable de este relato es que se referían a quién escribe. Dudé en darme vuelta y revelar mi identidad pero preferí el anonimato. Me di cuenta que de tanto predicar la anécdota había pasado de ser sujeto a objeto de ella. Sin embargo, al tomar consciencia de ello y plasmarlo en este papel, vuelvo a mi posición original con el objetivo de ocupar la primera carilla.




O Emperador Q-Billa